La energía nuclear tiene múltiples usos en la sociedad civil, además de la producción de energía eléctrica. Un ejemplo de esto son las aplicaciones en materia de agricultura que se han desarrollado en las últimas décadas.
La Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la Alimentación (FAO), en colaboración con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), indicaron que la creación de isótopos para mejorar la fertilidad del suelo, el uso de rayos X para producir mutaciones en los cultivos o los marcadores moleculares son algunas de las técnicas nucleares que cada vez se aplican más para mejorar la agricultura de los países en desarrollo.
El estudio de ciertos isótopos nucleares es muy interesante en estas aplicaciones. Por ejemplo, el nitrógeno-15 es muy útil para determinar la eficiencia de la captación de abono por las plantas. Con el carbono-13 se puede estudiar la degradación de la tierra y la toleración de las plantas a la sequía y la salinidad y el oxígeno-18 permite separar la evaporación y la transpiración de los cultivos para saber la cantidad de agua que se pierde.
Por otra parte, cabe destacar que el uso controlado de irradiación origina una serie de mutaciones en las plantas, volviéndolas más resistentes ante los factores ambientales adversos. Desde hace años se está trabajando para cambiar los protocolos de manera que estas técnicas se puedan validar y desarrollar en los laboratorios de países en desarrollo y ser capaces de conseguir que especies como el trigo, café, plátano, arroz o el sorgo sean más resistentes a las plagas y enfermedades.
Países donde se ha aplicado la energía nuclear en la agricultura
Estas técnicas señaladas por FAO se están aplicando en Birmania, donde se ha determinado la cantidad de agua del lago Inle, lugar expuesto al vertido de pesticidas y las sustancias tóxicas de la industria. En Marruecos se han llevado a cabo estudios para medir la erosión del suelo a partir de sus sedimentos.
Otro de los países a los que se les está brindado este proyecto es Vietnam, que desde el 2012 ha desarrollado siete variedades de arroz totalmente adaptadas al clima y han sido obtenidas por mutaciones inducidas que usan actualmente unos 100.000 agricultores.
Por otro lado, en Pakistán, se han creado en los últimos años nuevas variedades de algodón resistentes a la falta de agua, que representa un 25% de los 3 millones de hectáreas que son dedicadas al cultivo.