Un visitante a la sala de control de una central nuclear puede encontrar mesas y cajoneras que, a primera vista, podrían estar en una oficina cualquiera. Las mesas sirven de soporte a monitores, teclados, teléfonos y demás dispositivos informáticos y de comunicación; y en las cajoneras se guardan planos y documentos. Como en una oficina cualquiera.
Sin embargo, el mobiliario de una sala de control es bien diferente al de una oficina. Ante un terremoto, estos muebles deben permanecer en su sitio: deben conservar su integridad física y ninguna de sus partes puede salir despedida. Es, por tanto, un mobiliario con calificación sísmica.
El diseño es importante
El requisito de resistencia sísmica de cada mueble debe considerarse ya en su etapa de diseño. Idear cómo se fijará cada elemento a la estructura y cómo se fijará el propio mueble al suelo de la sala de control son ejemplos de los retos a los que se enfrentan los diseñadores.
Además, las soluciones a estos retos no deben afectar negativamente a la funcionalidad y ergonomía del mueble.
Un terremoto controlado
Una vez conseguido el diseño más adecuado, es importante asegurarse de que un mueble con tal diseño cumple con el requisito de resistencia a un terremoto. Para ello, se fabrica un prototipo usando los mismos procesos y el mismo material con el que se fabricará el mueble real. Este prototipo se monta en una mesa de ensayo que es capaz de moverse como lo haría el suelo de la sala de control en caso de terremoto.
En estas pruebas sísmicas se somete al prototipo a los movimientos causados por el peor terremoto esperado en la región donde se sitúa la central nuclear. Y no solo una vez, sino varias.
Si el prototipo mantiene su integridad y ninguna de sus partes sale despedida, entonces podemos estar seguros de que también lo hará el mueble en caso de que sufra un terremoto real.
¿Y si tengo muebles parecidos, pero no iguales?
¿Acaso tengo que repetir las pruebas? En este caso, la Ingeniería nos aporta soluciones más eficientes y económicas que fabricar un prototipo de cada mueble y realizar pruebas sísmicas.
Sobre una copia virtual, por ordenador, del diseño exacto del mueble, se realizan simulaciones de las fuerzas a las que estaría sometido durante el terremoto, obteniéndose una estimación de su comportamiento. Además, se dispone de los datos de comportamiento de una única batería de pruebas sísmicas sobre un prototipo. Todo ello se estudia, analiza y se extraen conclusiones del comportamiento esperado, especialmente de su resistencia estructural.
Conclusión
Para amueblar la sala de control de una central nuclear no basta con ir a la tienda más cercana, elegir un mueble y pedir que lo monten donde uno quiera. Es necesario seguir un minucioso proceso de calificación sísmica que empieza con su diseño y no termina hasta su correcta instalación en la localización y posición en la que debe estar.