Seguro que alguna vez, usando tu ordenador, tablet o teléfono, has pulsado sin darte cuenta ese botón que no querías pulsar y has eliminado esa información tan valiosa que no querías perder o has enviado ese mensaje al destinatario incorrecto. O alguna vez te has preguntado por qué en una sala de control de una planta industrial ese botón de emergencia grande y rojo se coloca cerca del operador, pero protegido. Es más, seguro que recuerdas algún accidente histórico que en mayor o menor medida fue debido al error humano.
Todas estas afirmaciones tienen algo en común: una comunicación entre un hombre y una máquina mediante una interfaz, ya sea un panel o una pantalla, que puede ser analizada por la Ingeniería de Factores Humanos. Una disciplina ineludible en aquellos sectores de la industria donde la seguridad en las interacciones entre hombres y máquinas es prioritaria, como la industria aeronáutica, la de generación eléctrica, el sector aeroespacial o defensa.
¿Qué es exactamente la Ingeniería de Factores Humanos?
Hoy en día convivimos y nos comunicamos con máquinas a todos los niveles: en el trabajo, en el gimnasio, en casa… y esta comunicación es a través de pantallas táctiles, botones o incluso por voz. A todos estos medios se les llama interfaces hombre-máquina.
Pues bien, la Ingeniería de Factores Humanos es aquella evolución de la ingeniería que estudia y diseña dichas interfaces para reducir al mínimo el riesgo de error humano cuando las usamos. Con ello, se evitan accidentes, aprendiendo del comportamiento del ser humano en las experiencias previas y mejorando la interacción entre el hombre y la máquina en aquellas actividades críticas.
¿Cómo funciona la ingeniería de factores humanos?
Imagina por un momento que en vez de equivocarte tú al pulsar tu móvil, se equivoca el operador de una central nuclear o el piloto de un avión, las consecuencias podrían ser peores. Por eso es tan necesario asegurarse de que reducimos esa posibilidad al mínimo.
Para ello, cuando los ingenieros diseñan los paneles de operación siguiendo la Ingeniería de Factores Humanos es necesario seguir un proceso basado en estándares internacionales, que conlleva:
- El estudio de las experiencias y errores ya cometidos en situaciones similares.
- El análisis de las funciones y objetivos de nuestra máquina o planta industrial, hasta el estudio detallado de cada uno de los sistemas que la componen.
- La determinación de un nivel de automatización, es decir, cuáles son las funciones que puede realizar una máquina y cuáles el ser humano.
- El estudio de las acciones que tiene que ejecutar el ser humano, analizando con todo detalle aquellas que a priori puedan ser más críticas, más complicadas o asociadas a una consecuencia más grave por un error en esa ejecución.
- La determinación del número de operadores necesarios y su tipo de formación.
- La definición del detalle de las interfaces, considerando las características físicas de sus usuarios, las situaciones de mayor estrés en su uso y las características de todos sus elementos, como botones, indicaciones, alarmas, etc.
¿Y cómo se aseguran los ingenieros que están diseñando correctamente?
La Ingeniería de Factores Humanos contempla unos procesos muy importantes para asegurar que el resultado cumple con lo previsto: la verificación y validación. Antes de poner en funcionamiento una sala de control o fabricar una interfaz, esta debe ser probada.
En el caso más completo, se dispone de un simulador con una copia física o virtual del diseño, o en su defecto, usando maquetas y realidad virtual. Mediante validaciones y ensayos, se corroboran las premisas del diseño o se prueban cambios, quizá a propuesta del usuario final. En estos procesos se comprueba el comportamiento del ser humano frente a la máquina a través de la interfaz. De esta forma, se consigue un alineamiento total entre el usuario final y el ingeniero de diseño.
Resultado de una buena aplicación de Ingeniería de Factores Humanos
El resultado es una sala de control o una interfaz de operación que se opera de la manera más sencilla posible, está ordenada pensando en las necesidades del usuario y contiene todo lo necesario para poder operar una planta (o máquina) de forma segura.
Es decir, aplicando el proceso de Ingeniería de Factores Humanos nos aseguramos de que los operadores van a sentirse cómodos y no van a tener dificultades en la operación, minimizando la ocurrencia de errores o mitigando sus consecuencias.
Todo esto redunda intrínsecamente, dentro de la gestión integral del riesgo de la planta, en una reducción de la probabilidad de error humano y, al fin y al cabo, en una la planta mucho más segura.